Mis ojos, se abrieron impacientes al amanecer,
deseosos de imprimirse con tu imagen,
jugar con los tuyos en desesperado encuentro,
gozar de la tranquilidad de tu cálida cercanía.
Mi alma, te esperó intranquila en la puerta,
recorrió de ida y vuelta por tu camino,
se trasladó a tu presencia inexistente,
anheló en vano tu llegada.
El sol, recorrió el firmamento sin detenerse;
las horas, se fueron consumiendo inexorablemente;
el tiempo, se acercó, llegó y se fue sin tí.
Todos llegaron, menos tú.
Ese día, mi amor por tí creció;
descubrió su gran orfandad en tu ausencia,
lloró con sentimiento de culpa,
purgó todas sus faltas y negligencias,
jurè vivir sólo para tí.
2 comentarios:
Solo falto decir,
y con tu espíritu;
en el claro intuir presencia ajena.
Decidir pemanencia en la condena,
es eterno ligase a lo sagrado.
Es presentir de pronto lo olvidado;
que se tiene en presente.
es aquello que eterno te compaña,
y trasciende a la muerte.
Cuauh
Cuauh: Si solo me faltó decir en el claro intuir presencia lejana.
Esa presencia lejana que debo rechazar ante el si eterno ligado a lo sagrado.
Y quien no se deja seducir al misterio de la muerte, cuando el presentir olvidado que se tiene en el presente, arranca delirio eterno de deseo.
Vaya mi querido amigo, que con tu psicoanálisis me sigue entendiendo.
Gracias..
Publicar un comentario